Radiografía de las agresiones

Radiografía de las agresiones


El 33% de los enfermeros ha sufrido una agresión, física o verbal y sólo se denuncian el 8% de las agresiones

En 2002, la Organización Internacional del Trabajo, el Consejo Internacional de Enfermeras, la Organización Mundial de la Salud y la Internacional de Servicios Públicos elaboraron sus Directrices marco para afrontar la violencia laboral en el sector salud. En ellas se establece que "La violencia laboral está constituida por incidentes en los que el personal sufre abusos, amenazas o ataques en circunstancias relacionadas con su trabajo -incluidos los viajes de ida y vuelta a él- que pongan en peligro, implícita o explícitamente, su seguridad, su bienestar o su salud", distinguiendo entre la violencia física y la psicológica, aunque en muchas ocasiones sean complementarias.

Tal y como se reconoce en estas directrices, las profesiones sanitarias presentan un mayor riesgo de sufrir agresiones o actos de violencia debido al estrecho contacto que mantienen con los pacientes. Las acciones violentas de los usuarios del sistema sanitario, o de sus familiares y acompañantes, van en aumento en todos los países industrializados en los últimos años, llegando a representar un gran motivo de preocupación para los propios profesionales, sus organizaciones colegiales e, incluso, la propia administración.

La violencia en el lugar de trabajo atenta contra la dignidad y los derechos de los trabajadores, pero también es una amenaza para la eficacia y el éxito de los servicios sanitarios. Todo esto, según publica la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, lleva a los profesionales a sufrir consecuencias diversas dependiendo de la agresión y de las características personales de cada víctima. Así, los efectos pueden ir desde la desmotivación y la pérdida de satisfacción profesional hasta el estrés o los daños físicos o psíquicos.

Desde que lo hiciera la primera-Madrid, en 2004- hasta la última -Cantabria, en 2013-, en los últimos años la gran mayoría de las comunidades autónomas han ido aprobando y poniendo en marcha distintos protocolos y planes de prevención en los centros e instituciones sanitarias públicos. También en el ámbito judicial se han ido logrando algunos avances a raíz de que en noviembre de 2008, el entonces Fiscal General del Estado, remitiese a los fiscales superiores y a los fiscales jefes provinciales unas instrucciones para que se calificase las agresiones a profesionales sanitarios como "delito de atentado contra funcionario público". De esta forma, la agresión, incluso verbal, puede ser juzgada como delito y no como simple falta, tal y como se había hecho hasta ese momento.

Sin embargo, tal y como se viene poniendo de manifiesto desde el Consejo General de Enfermería de España, desde hace mucho años, todavía no existe una política global que establezca las bases fundamentales de cara a actuar contra esta lacra social en todos los ámbitos, incluyendo la sanidad privada, actualmente excluida tanto de los protocolos de las administraciones públicas, como de las instrucciones de la fiscalía. De hecho, el pasado mes de diciembre, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y las comunidades autónomas alcanzaron un acuerdo en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) para elaborar un estudio sobre agresiones a profesionales de la sanidad, en el entorno de los centros e instituciones de los servicios de salud, que, nuevamente, deja al margen a los profesionales que trabajan en el ámbito privado.

Estudio sobre agresiones

Para conocer la magnitud del problema, el Consejo General de Enfermería ha llevado a cabo una 'Radiografía de las agresiones en el ámbito sanitario. 201¿2', que ha permitido obtener un perfil tipo sobre estos actos, tal y como se puede ver en el cuadro anexo. Este perfil se ha realizado sobre un total de 1.623 entrevistas a enfermeras de toda España, con un nivel de error de +/-2,46% y un nivel de confianza del 95,5%.

Sus conclusiones no pueden ser más preocupantes. Así, el 33% de los enfermeros afirma haber sido víctima o haber presenciado una agresión. De ellas, un 69% fueron verbales, un 25% físicas y un 6% amenazas. En el 38% de los casos el agredido fue un enfermero, en el 28% un médico, en el 20% otro tipo de personal -principalmente administrativos y celadores-, y un 14% auxiliares. A este respecto hay que tener en cuenta que en el mismo 'incidente' es posible que más de un profesional haya resultado agredido, o que se conjuguen distintos tipos de agresión, verbal y física.

En cuanto a los agresores, el 52% fueron familiares, seguidos de los propios pacientes (42%) y de otros acompañantes (6%).

Principalmente la agresión se produce en atención especializada (53%), seguida de atención primaria (44%), mientras que las emergencias extrahospitalarias "sólo" suponen el 3% de las agresiones.

A la hora de realizar el estudio se preguntó, de forma abierta, cuál pudo haber sido la "causa" de la agresión, si bien las respuestas se han aglutinado en 4 grandes grupos. Así, para el 41% de los encuestados la agresión se originó por las expectativas no satisfechas, en relación con los tiempos de espera o las pruebas diagnósticas realizadas. El 27% estuvo motivado por el desacuerdo con la valoración o el diagnóstico obtenido, y el 12% por el rechazo a las demandas de los pacientes en materia de prescripción de fármacos o de bajas médicas. Un 20% alegó otras causas o no supo identificar un desencadenante en concreto.

Especialmente llamativo resulta el dato de que sólo se presentó denuncia judicial en el 8% de los casos, y siempre referidas a agresiones físicas o amenazas.

Comparativa con años anteriores

El Consejo General de Enfermería lleva realizando este estudio sobre agresiones desde hace varios años. Así, se ha podido ejecutar una comparativa con los tres últimos años, de 2010 a 2012, en los que, pese a los recortes en materia sanitaria se aprecia una ligera disminución del número de agresiones que han pasado del 39 al 33%. Lo que sí se observa es un incremento de la agresividad verbal (del 61 al 69%), en detrimento de la física.

Los enfermeros siguen siendo los profesionales sanitarios más agredidos, con porcentajes que oscilan entre el 38 y el 40%. La atención especializada ha pasado del 49 al 53%, y se distancia con respecto a la atención primaria (del 48 al 44%), mientras permanecen en el 3% las agresiones en emergencias extrahospitalarias. También los principales agresores siguen siendo los familiares, por encima de los propios pacientes, con escasas variaciones (50-52%). Lo que sí han aumentado han sido las expectativas no satisfechas en relación con los tiempos de espera y/o las pruebas diagnósticas realizadas, que pasan del 37% en 2010, al 41% en 2012.

Finalmente, y aunque las agresiones verbales siguen sin denunciarse, sí que se aprecia un ligero incremento de las denuncias judiciales, que han pasado del 5 al 8%.


Gema Romero MADRID, 04-06-2013.

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